Lamentablemente en San Francisco desde 1997 empezaron a surgir sitios de internet donde se contactaban personas para tener relaciones sexuales en donde los bug chasers (personas que no tienen VIH), aceptaban encuentros con los bug givers (personas infectadas de SIDA). Los primeros tienen la idea expresa de recibir “el regalo”, es decir, el virus. En las denominadas fiestas Bareback existen sus propias reglas, la primera de ellas es que no se cuestiona el status de los asistentes porque se asume que todos están infectados o desean contraerlo, la segunda, es que tienen que firmar una declaración para evitar represalias en contra de los anfitriones.
Otra razón que motiva este tipo de conducta sexual es que los avances médicos en los tratamientos del virus ya posibilitan que el enfermo viva como si no estuviera infectado. Hay quienes afirman que me medicamentos como el inhibidor de proteasa prácticamente cura el síndrome.
Y otro factor, es vencer el miedo a adquirirlo; desean contagiarse de una vez por todas y toman una actitud radical.
Lo cierto es que no hay justificación para tener sexo sin protección por el simple hecho de contagiarte de VIH. Algunas de las consecuencias pueden ser: La propagación desmedida del virus, la reinfección de ceros positivos ocasionando mayor resistencia del virus, además de el contagio de otras enfermedades.
Ahora queda claro que los creadores de campañas contra el SIDA deben buscar nuevos argumentos, puesto que el miedo dejó de ser un impedimento para la práctica del sexo sin condón.