El simple y llano arte de expresar y vivir!

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miércoles, 12 de octubre de 2011

De magos, improvisaciones y borracheras

Muchas personas que me conocen saben que me gusta la magia, haciendo cuentas desde los 7 años empecé con un truco de levitación con una botella. Desde ese entonces una emoción muy especial me invadia. Cuando uno crece, con eso se van muchas ilusiones de pequeño, éste no ha sido el caso, la magia ha sido y será parte de mi vida y pieza fundamental en mi desarrollo como persona.

En donde yo vivo -Playa del Carmen-, hay muy pocos shows de magia y normalmente tienes que estar hospedado en un gran hotel para poder verlos. Me enteré por casualidad el fin de semana pasado que habría un show de 3 magos en un teatro en Cancún, no lo pensé mucho y el sábado saliendo de trabajar iba rumbo aquella ciudad esperando poder ver algo de magia.

Llegué un poco antes de la función, en la entrada se encontraba uno de los magos que después sabría que se llama Agustín, con el empecé a platicar y en unos cuantos minutos le dije que era aficionado a la magia, asi es que el decidió invitarme a una pequeña reunión que habian organizado después del show, por supuesto que acepté y desde ahí sabía que ya habia valido la pena ir. Agustín, me comentó que tenia que ir a prepararse pero que nos veiamos en un rato mas, a mis espaldas se encontraba una persona con sombrero que me dijo:

- Jorge, entonces ¿te gusta la magia?
- Si claro.

Y me acerqué a él, como cualquier buen mago me invitó a ver una "rutina", sacó de una cangurera un mazo de cartas de entre muchos, eso me hizo recordar cuando viajo (siempre lo hago con mas 3 mazos de cartas diferentes). Nos interrumpió una niña con su mamá y entonces decidió hacerle la magia a ellas y no a mi, yo permaneci con una sonrisa viendo toda la rutina, misma que yo he hecho antes decenas de veces. Al terminar, los dos entramos al show que estaba a punto de comenzar, hizo su aparición entonces Yaum el ilusionista, que con su chispa y humor era quien por lo general lidereaba la palabra en el escenario, y que con algunos juegos te iba sorprendiendo de vez en vez, enseguida vino Rafat, gran mago con muchos años de experiencia y especialista en magia de escenario, con una rutina bastante compleja: aros, lazos, bastones, produccion de cartas, y con un cierre único, por último Agustín, el maestro especialista en el "close up magic" (justo el tipo de magia que yo hago), que pasaba de lo solemne a lo humoristico con la misma velocidad que desaparecia y aparecia cartas al inicio de su acto.

Creo que no habia gente en el público que haya disfrutado mas esta función que Edgar (asi se llamaba el mago que sacó el mazo de cartas al principio) y yo, incluso en dos ocasiones pasé al escenario y colaboré con la magia, Edgar comentaba todo lo que pasaba en el escenario y se declaraba fan de los tres magos del escenario.

Cuando hubo terminado la función a la salida estuvimos platicando impresiones acerca del show y experiencias que les han ocurrido, enseguida le pedí a Edgar que me prestara un mazo ya que con la euforia del momento me dió por "jugar" con las cartas. Hice algunos cortes, enseguida floreos con cartas cuando Yaum, me interrumpió y me dió un consejo acerca de lo que hacia.

A los pocos minutos se reportaron listos para ir a un bar a platicar ¿adivinen de que? ¡Por supuesto que de magia! No caminamos mucho y entramos a un sitio que apenas abrian, todos nos trataron muy bien y hasta nos mandaron unas cortesias. Desde principio a fin, esa noche hicimos magia, uno tras otro tratando de mostrar sus habilidades, la gente por momento se nos acercaba y nos veia, fue en ese momento cuando pensé, no cabe duda que somos adictos al público. Platicamos de proyectos, personalidades de la magia, técnicas, maestros, anécdotas, estilos de vida, y literalmente fue una noche mágica. Me retiré con una sonrisa inmensa, con nuevos amigos magos y con la promesa de volver el siguiente fin de semana, para ver su despedida del teatro, ya que será su última función ahi.

¿Te dieron ganas de ir? No te pierdas la última función: Sábado 15 de octubre, 5:00 de la tarde, Teatro Xbalamqué, para todas las edades. Asi es que en nombre de los cinco, quedan cordialmente invitados. Espero verlos ahí. Si necesitan mas información, pueden consultarla aquí: http://teatroxbalamque.blogspot.com/






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jueves, 6 de octubre de 2011

Cuando Dios termino de hacerlo

"En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. [...]
Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo.
Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación."

Y descansando se hallaba Dios el séptimo día, cual satisfecho albañil cósmico rascábase , la panza con pachorra dominguera mientras relojeaba la creación . El domingo se lo pasó en el catre, obediente a su propio mandato. Y fue el lunes cuando díjose : voy a recorrer mi creación. Y a pesar de que como omnisciente que era , conocia al dedillo su propia y vasta obra, agotó centurias en pasearse por toda ella, ensalzando su grandiosidad y magnificencia. Asi era Dios. Pero como era de esperarse, con los milenios, comenzó a aburrirse. El asombro se erosiona rápidamente con la repetición y para un tipo como Dios que lo veía todo, pronto la creación se volvió sosa, repetida y sin ninguna gracia como los otrora emocionantes capitulos de Bonanza. Asi fue que dios, un día, se aburrió. Y sentado hallábase al extremo saliente de una dimensión, contemplando taciturno la implosión de un cúmulo de galaxias cuando se le ocurrió una idea. Y así pensó Dio : “sólo es cuestión de crear algo en algún lugar, pero cerrando los ojos y tapándome los oídos, de modo de no saber qué es ni dónde está”. Y así lo hizo Dio. Cerró los ojos y sacudió un poco los dedos y creó. Creó algo secreto para él y por lo tanto el primer secreto, pues como Dios todo lo puede también puede hacer esto. Entonces lanzóse a una búsqueda entusiasta, como un boy scout en su primera misión. La tarea no era sencilla, vaya que no lo era. Buscar algo que no conocía, dada la vastedad de su creación era una tarea verdaderamente titánica, digna ded su poded. Y como el tosdo lo podia, lo lograría , pues la eternidad se enroscaba en sus pies y de sus ojos fluía el cosmos. Así por romper con el aburrimiento dios creó el primer secreto, y por diversión se dedicó a develarlo.

Allí podia vérselo a Dios, fatigando sistemas solares, levantando baldosas de universos, desmantelando hiperdimensiones, escrutando el tiempo desde el origen hasta el infinito (porque para dios el tiempo constituye característica diacrónica como la armonía lo es para la música) en busca de eso que no conocía y otrora había escondido. Pero tan bien había escondido "eso" que pese a sus divinos esfuerzos, no conseguía detectarlo, además no conociendo la naturaleza de lo oculto la tarea se complica enormemente. Tal vez se tratara de la estructura cristalina de un elemento químico o tal vez de una diminuta calcomanía de súper hijitus que se descomponía adherida a la rueda de un colectivo de la Coniferal.

Fueron pasando megacenturias tras megacenturias y gradualmente Dios se fue y desanimando. Claro que dios todo lo puede por lo tanto es omniesperanzado, pero también es omnifrustrado. Para cada omnipoder que desarrolla se opone otro igual y de sentido
contrario que lo destruye, lo que termina reduciéndolo a un papanatas. Entonces fue cuando, un poco ansioso y confundido ya por las complicaciones que él mismo se había impuesto, empezó a simular que nada ocurría fuera de su omnisapiencia y omnipotencia, y que para él, como en aquel lejano domingo en al que descansó satisfecho, no había secretos. Pero ya había germinado la semilla de la duda en su corazón celeste. No podía olvidarse del secreto ni podía soportar la posibilidad de que algo existiese fuera de su alcance. ¡El que todo lo podía! Fue entonces cuando a Dios dolióle la cabeza. Tenia una crisis obsesiva. ¿Que podía hacer? Tras largas cavilaciones decidió que necesitaba ayuda.

Agitó suavemente los dedos y asi Dios hizo al analista.
Muchos siglos (algunos dicen que milenios) conversó Dios con el analista. Varias veces lo fulminó con rayo justiciero pero, luego culpable, lo volvía a crear. Se sentía notablemente más tranquilo sin embargo, pese a sus repetidos esfuerzos, su secreto seguía sin develar.

Un buen día, Dios se despertó y sintió frio. Miró a su alrededor y no logró reconocer el lúgubre lugar donde se encontraba. La espalda le dolía. Se sentó lentamente sobre la tabla en la que se hallaba recostado. Pudo ver, un gran habitáculo de profunda resonancia, con las paredes cubiertas de ornamentos que reconocía muy familiarmente. A su lado una mujer enjunta murmuraba sin cesar, con la vista perdida, algo ininteligible. Le llamó la atención un fresco que se distinguía en la abovedada superficie del techo... “la Creación de Michelangelo” se dijo mientras rascaba su barba sucia. Sonrió en silencio. Miró a la viejecita devota y le habló muy suavemente.
-Disculpe señora... ¿le puedo confiar un secreto?-
La mujer, detuvo su mantra y asintió con la cabeza. Entonces el linyera le acercó los labios a la oreja y le susurró “Dios no existe”.





Artículo publicado originalmente de "Fe de Rata. Revista de vicios y virtudes" de la autoría de Jorge Rodríguez. Me gustó tanto que no podía dejar pasarlo sin publicarlo.
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