En 1922, el escritor Howard Philip Lovecraft en su relato "La llamada de Cthulhu" menciona por primera vez el libro del Necronomicón, Cthulhu era un enorme monstruo con cabeza de pulpo o calamar, con numerosos tentáculos, y cuerpo de dragón, con sus respectivas alas. Fue uno de los conquistadores de la Tierra y dominó desde las profundidades del océano.
Las referencias a este libro blasfemo y maldito fueron constantes en la obra del escritor de Providence. Desde entonces, muchas personas se han dedicado a encontrar este libro pero, ¿realmente existió? Según Lovecraft este libro estaba encuadernado en piel humana y escrito con sangre, el Necronomicón era un supuesto códice ocultista para invocar a "los primordiales", entidades demoniacas que habían dominado nuestro planeta antes de la aparición del ser humano, que tenía la facultad de volver loco a quien lo leyera. Fue escrito en el 730 A.C. por Abdul Alzhareh, el libro fue escrito bajo el título Al Azif (al azif, en árabe: "el rumoreo"... de los insectos por la noche) que había descubierto la existencia de "los primordiales". Se dice que Alzhareh murió a plena luz del día bajo las garras de una bestia invisible.
Tiempo después en 950 fue traducido al griego por Theodoro Pileto, y en 1050 fue quemado por orden del Patriarca miguel. Una copia, que supuestamente sobrevivió la hoguera, fue traducida al latín en 1228 por Olaus Wormius. Según Lovecraft, atualmente solo existen dos copias; en el Museo Británico y en la Biblioteca Widener de Harvard, pero jamás han sido encontrados. Como era de esperar, los rastreadores de rarezas se pusieron tras la pista del libro. Unas huellas que no conducían a ninguna parte, ya que, como el propio Lovecraft confesó en 1943 en una carta a su editor, el libro blasfemo no existía; era una invención suya, para darle credibilidad a sus relatos terroríficos. Pero no sirvió de nada para ponerle fin a la leyenda, muchos dijeron que Lovecraft negó su existencia, para alejarla de aquellos que le pudieran dar un mal uso (el cual los llevaría a la locura), o de aquellos que no pudieran comprenderla realmente.
En 1971, René Chalbaud, catedrático de Literatura de La Soborna de París, encontró una amarillenta ficha que indicaba que existía un ejemplar del libro entre los fondos sin clasificar. La noticia corrió como pólvora, y a la universidad acudieron decenas de investigadores atraídos por el hallazgo. Descubrieron que todo había sido una broma de un alumno. Hoy en día pueden encontrarse decenas de necronomicones en cualquier librería bien surtida; pero todos son falsos. Son reconstrucciones del original, son libros que pretenden "explicar como era algo que nunca existió".
Las referencias a este libro blasfemo y maldito fueron constantes en la obra del escritor de Providence. Desde entonces, muchas personas se han dedicado a encontrar este libro pero, ¿realmente existió? Según Lovecraft este libro estaba encuadernado en piel humana y escrito con sangre, el Necronomicón era un supuesto códice ocultista para invocar a "los primordiales", entidades demoniacas que habían dominado nuestro planeta antes de la aparición del ser humano, que tenía la facultad de volver loco a quien lo leyera. Fue escrito en el 730 A.C. por Abdul Alzhareh, el libro fue escrito bajo el título Al Azif (al azif, en árabe: "el rumoreo"... de los insectos por la noche) que había descubierto la existencia de "los primordiales". Se dice que Alzhareh murió a plena luz del día bajo las garras de una bestia invisible.
Tiempo después en 950 fue traducido al griego por Theodoro Pileto, y en 1050 fue quemado por orden del Patriarca miguel. Una copia, que supuestamente sobrevivió la hoguera, fue traducida al latín en 1228 por Olaus Wormius. Según Lovecraft, atualmente solo existen dos copias; en el Museo Británico y en la Biblioteca Widener de Harvard, pero jamás han sido encontrados. Como era de esperar, los rastreadores de rarezas se pusieron tras la pista del libro. Unas huellas que no conducían a ninguna parte, ya que, como el propio Lovecraft confesó en 1943 en una carta a su editor, el libro blasfemo no existía; era una invención suya, para darle credibilidad a sus relatos terroríficos. Pero no sirvió de nada para ponerle fin a la leyenda, muchos dijeron que Lovecraft negó su existencia, para alejarla de aquellos que le pudieran dar un mal uso (el cual los llevaría a la locura), o de aquellos que no pudieran comprenderla realmente.
En 1971, René Chalbaud, catedrático de Literatura de La Soborna de París, encontró una amarillenta ficha que indicaba que existía un ejemplar del libro entre los fondos sin clasificar. La noticia corrió como pólvora, y a la universidad acudieron decenas de investigadores atraídos por el hallazgo. Descubrieron que todo había sido una broma de un alumno. Hoy en día pueden encontrarse decenas de necronomicones en cualquier librería bien surtida; pero todos son falsos. Son reconstrucciones del original, son libros que pretenden "explicar como era algo que nunca existió".
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