El simple y llano arte de expresar y vivir!

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lunes, 17 de marzo de 2014

Se busca una mujer


Edna bajaba por la calle con su bolsa de la compra, cuando pasó a la altura del automóvil. Había algo escrito en la ventanilla lateral: 

SE BUSCA UNA MUJER. 

Se paró. Era un cartón pegado a la ventanilla, con alguna especie de anuncio. En su mayor parte estaba escrito a máquina. Edna no podía leerlo desde el lugar de la acera en que se encontraba. Sólo podía ver las letras grandes: 

SE BUSCA UNA MUJER. 

Era un coche nuevo y de los caros. Edna cruzó la hierba yse acercó a leer la parte mecanografiada: 

Hombre de 49 años. Divorciado. Busca una mujer con fines matrimoniales. Que tenga entre 35 y 44 años. Me gusta la televisión y los films. La buena comida. Soy contable y tengo el trabajo bien asegurado. Tengo dinero en el banco. Me gustan las mujeres algo rellenas. 

Edna tenía 37 años y estaba algo rellena. Había un número de teléfono. También había tres fotos del caballero que buscaba un mujer. Parecía rico y elegante, con su traje y corbata. También parecía algo estúpido y un poco cruel. Y hecho de madera, pensó Edna, hecho de madera... Siguió su camino, con una pequeña sonrisa. También sentía una especie de repulsión. Pero cuando llegó a su apartamento ya se había olvidado por completo de todo. Fue varias horas mas tarde, sentada en la bañera, cuando comenzó a pensar en él otra vez, y esta vez pensó en lo solo, en lo terriblemente solo que debía encontrarse para haber llegado a hacer una cosa así: 

SE BUSCA UNA MUJER. 

Se lo imaginó llegando a casa, encontrándose las facturas del gas y del teléfono en el buzón, desnudándose, tomando un baño, la televisión encendida. Después leería el periódico de la tarde. Luego entraría en la cocina a hacerse la cena. Allí, quieto, mirando cómo se fríe el pan, en calzoncillos. luego cogería la comida y la llevaría a una mesa, se la comería. Le podía ver bebiéndose su café. Luego más televisión. Y quizás un solitario bote de cerveza antes de acostarse. Debía haber millones de hombres como él en toda América. 

Edna salió de la bañera, se secó, se vistió y salió del apartamento. El coche seguía allí. Apuntó su nombre, Joe Lighthill, y el número de teléfono. Leyó de nuevo toda la parte mecanogradia. "Films." Era un término muy culto. La gente decía "películas" normalmente. Se busca una mujer. El anuncio era bastante atrevido. Por lo menos había mostrado ser original al escribirlo. 

Cuando Edna volvió a casa se tomó tres tazas de café antes de marcar el número. El teléfono sonó cuatro veces. "¿Hola?" Contestó él. 

-¿Señor Lighthill? 
-¿Si? 
-Es que vi su anuncio. Su anuncio en el coche... 
-Ah, sí. 
-Me llamo Edna. 
-¿Cómo estás, Edna? 
-Oh, muy bien. Pero hace tanto calor. Este tiempo es demasiado. 
-Sí, hace la vida dificil. 
-Bueno, señor Lighthill... 
-Llámame Joe, a secas. 
-Bueno, Joe, ja, ja, ja, ja, me siento como una tonta. ¿Sabes por qué he llamado? 
-Viste mi anuncio. 
-Bueno, quiero decir, ja, ja, ja. ¿Qué es lo que te pasa? ¿No puedes conseguir una mujer? 
-Creo que no. Edna, dime. ¿Dónde están? 
-¿Las mujeres? 
-Sí. 
-Oh, pues en todas partes, ya sabes. 
-¿Dónde? Dime. ¿Dónde? 
-Bueno, en la iglesia, por ejemplo. Hay mujeres en la iglsia. 
-No me gusta la iglesia. 
-Oh. 
-Escucha. ¿Por qué no te vienes aquí, Edna? 
-¿Quieres decir allí, a tu casa? 
-Sí. Tengo un buen apartamento. Podemos tomarnos una copa, conversar. sin compromiso. 
-Es tarde. 
-No es tan tarde. Escucha, viste mi anucio y llamaste. Debes estar interesada. 
-Bueno, es que... 
-Tienes miedo, es es lo que te pasa. Tienes miedo. 
-No, yo no tengo miedo. 
-Entonces vente, Edna. 
-Bueno, es que... 
-Vamos. 
-Bueno, de acuerdo. Estaré allí en quince minutos Era en el último piso de un moderno complejo de apartamentos. Apartamento 17. La piscina reflejaba las luces. Edna llamó. La puerta se abrió y allí estaba el señor Lighthill. Con una calvicie incipiente, la nariz afilada con pelos saliéndole de los orificios; la camisa abierta por el cuello. 
-Entra, Edna... 

Ella pasó y la puerta se cerró detrás. Edna se había puesto el vestido de seda azul. No se había puesto medias. iba en sandalias y fumando un cigarrillo. 

-Siéntate. Te serviré algo de beber. 

Era un sitio bonito. Todo estaba decorado en azul y verde, y además estaba muy limpio. Pudo oír al señor Lighthill canturreando sordamente mientras preparaba las bebidas... Parecía relajado y eso la tranquilizó. El señr Lighthill -Joe- salió con las bebidas. Le alcanzó a Edna la suya y fue a sentarse a una silla en el lado opuesto de la habitación. 

-Sí - dijo él-, hace calor, un calor infernal. Pero yo tengo aire acondicionado. ¿Te has dado cuenta? 
-Sí, ya lo noté. Está muy bien. 
-Bebe algo. 
-Oh, sí. 

Edna probó un trago. Estaba bueno, un poco fuerte, pero sabía bien. Vio a Joe inclinar la cabeza hacia atrás al beber. Tenía una gruesa papada. Y sus pantalones eran demasiado holados. Parecían ser varias tallas más grandes. le daban a sus piernas un aspecto cómico, ridículo. 

-Llevas un vestido muy bonito, Edna. 
-¿Te gusta? 
-Oh, sí, te cae muy bien. Parece cómodo, muy cómod. Edna no dijo nada. Y Joe tampoco. Y allí estaban, sentados, mirándose el uno al otro, bebiéndose sus vasos. 

¿Por qué no habla?, pensó Edna. Se supone que es él quien debe empezar la conversación. Verdaderamente tenía algo de madera... 

Edna terminó su bebida. 

-Deja que te sirva otro. -dijo Joe. 
-No. Me tengo que ir ya. 
-Oh, vamos -dijo él-; déjame que te sirva otro trago. necesitamos beber algo para soltarnos. 
-Está bien, pero después de éste me voy. 

Joe se llevó los vasos a la cocina. Esta vez no canturreó. 

Salió le dio a Edna su vaso y volvió a sentarse en la silla al lado opuesto de la habitación. La bebida era ahora mas fuerte. 

-Sabes -dijo-, soy bastante bueno en el sexo. 
Edna bebió de su vaso y no contestó nada. 
-¿Qué tal eres tú en la cuestión sexual? -preguntó Joe. 
-Nunca lo he hecho. 
-Deberías hacerlo, sabes, así te darías cuenta de quién eres y qué eres. 
-¿Tu crees que todo eso es verdad? Quiero decir, yo lo he leído en los periódicos, no sé qué pensar. Yo no lo he hecho nunca pero he visto fotos -dijo Edna. 
-Por supuesto que es verdad, deberías hacerlo. 
-Tal vez no sea muy buena para estas cosas -dijo Edna-. 
Tal vez es por lo que estoy sola. -Se tomó un buen trago del vaso. 
-Cada uno de nosotros, al fin y al cabo, siempre solos -dijo Joe. 
-¿Qué quieres decir? 
-Quiero decir que, no importe cómo vaya la cuestión sexual, o el amor, o ambos, llega un día en que todo se acaba. 
-Eso es triste -dijo Edna. 
-Sí, claro. Así llega un día en que todo se pasa. Y entonces, o se corta o todo se convierte en una tregua infernal: Dos personas viviendo juntas sin el menor sentimiento entre ellas. Creo que es mucho mejor vivir solo que eso. 
-¿Tú te divorciaste de tu mujer, Joe? 
-No, ella se divorció de mí. 
-¿Y qué es lo que fue mal? 
-Las orgías sexuales. 
-¿Las orgías sexuales? 
-Sí, ya sabes, una orgía es el lugar mpás solitario del mundo. Estas orgías... Me sentía desesperado... Esas pollas deslizándose dentro y fuera... Perdóname... 
-No pasa nada. 
-Bueno, esas pollas delizándose dentro y fuera, piernas enredadas, los dedos trabajando, hurgando por todos lados, bocas, todo el mundo babeando, y sudando, y una ciega determinación a hacerlo... como sea. 
-No sé mucho acerca de esas cosas, Joe -dijo Edna. 
-Yo creo que, sin amor, el sexo no es nada. las cosas sólo pueden tener un significado cuando existe algún sentimiento entre los participantes. 
-¿Quieres decir que a cada uno le debe gustar el otro? 
-Eso ayuda bastante. 
-¿Supón que ambos se cansen. Supón que tienen que seguir juntos, por cuestiones económicas, niños, cualquier cosa? 
-Las orgías no arreglarán nada. 
-¿Y entonces qué? 
-Bueno, no sé. Tal vez el swap. 
-¿El swap? 
-Sí, ya sabes, cuando dos parejas se conocen muy bien y entonces hacen intercambio de componentes. Los sentimientos, al fin y al cabo, tienen una oportunidad. Por ejemplo, digamos que a mi siempre me ha gustado la mujer de Mike. Me viene gustando desde hace meses. La he visto pasear por la habitación. Me gustan sus movimientos, llaman mi atención. Me imagino, ya sabes, lo que va con esos movimientos. La he visto furiosa, la he visto borracha, la he visto sobria. Y entonces, el swap. Estás en la cama con ella, y por fin la estás conociendo. Existe la posibilidad de que sea algo real. Por supuesto, Mike se está tirando a tu mujer en la otra habitación. Muy bien, buena suerte, Mike, piensas, y espero que seas tan buen amante como yo. 
-¿Y funciona bien? 
-Bueno, no sé... Los swaps pueden traer problemas... a la larga. Tiene que estar todo muy hablado... bien hablado y con tiempo. Y aún así puede haber gente que no sepa bastante, no importa cuánto se haya hablado... 
-¿Tú sabes bastante, Joe? 
-Bueno, estos swaps... Creo que pueden ser buenos para algunos... Tal vez para muchos. Peor me temo que conmigo no funcionan. Soy bastante mojigato. 

Joe acabó su bebida. Edna se bebió de un trago el resto de la suya y se levantó. 

-Escucha, Joe, me tengo que ir... 

Joe cruzó la habitación hacia ella. Parecía un elefante mientras se acercaba, con esos pantalones. Vio sus grandes orejas. Entonces la agarró y comenzó a besarla. Su mal aliento arrastraba todas las bebidas; era un olor agrio. Parte de su boca no hacía contacto. Era fuerte pero su fuerza no era real. Ella aprtó la cabeza pero él la siguió agarrando. 

SE BUSCA UNA MUJER.

-¡Déjame, Joe! Estás yendo muy de prisa, ¡Joe! ¡Deja que me vaya! 
-¿Por qué viniste aquí, zorra? 
La intentó besar otra vez y lo consiguió. Era horrible. Edna subió la rodilla bruscamente. Y le alcanzó de lleno. El se llevo las manos a las partes y cayó al suelo. 
-Dios, Dios... ¿Por qué has tenido que hacerme esto? Me has querido asesinar...¡Auuuggh! 
Rodó por el suelo gimiendo. 
Su trasero, pensó ella, tiene un trasero tan horrible. 

Le dejó tirado en el suelo y bajó corriendo las escaleras. El aire estaba limpio allá fuera. Mientras bajaba, pudo oír gente hablando, pudo oir sus televisores. su casa no estaba muy lejos. Sintió que necesitaba darse otro baño, quitarse su vestido de seda azul y lavarse bien todo el cuerpo. Hacía calor. Más tarde, salió de la bañera, se secó y se colocó unos rulos rosados en el pelo. Decidió no voler a verle más. 


Extraido del libro Se busca una mujer de Charles Bukowski

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jueves, 13 de marzo de 2014

¿Que es un mal dia?



Un mal día es un conjunto de eventos desafortunados que se ensañaran para que veas la vida de distinta manera, a tal grado que sufras y desees que ese día se termine cuanto antes. Este día tiene sus puntos culminantes cuando exclamas groserías cada que te pasa algo que no es de tu agrado, pero esta “fuerza negativa” por así decirlo, se alimenta de la paranoia que tu generas en tu organismo al reaccionar ante lo cotidiano, que de ser otro día cualquiera, pasaría desapercibido; al maximizar cada evento en algo trágico, un auto karma, una auto flagelación como expiación de los días buenos.

Dicen que hay una cura infalible para estos dias, pero dime si no es difícil cuando te levantas muy pero muy temprano por la mañana para realizar tu rutina de ejercicios y encuentras que por alguna extraña razón no hay agua, y por ende no te quieres arriesgar a hacer cualquier actividad que te haga transpirar, cuando se te hace tarde por tener esa ligera esperanza de que en el último momento verás como sale agua por ese grifo y te alcanzará, eso si, haciendo uso de tus trucos para lograr un baño rápido, bañarte y estar a tiempo, para salir corriendo y llegar rayando al trabajo, cuando te subes al taxi y te das cuenta que no llevas tu celular y justo hoy es cuando tienes que mandar mas de 10 mensajes para ponerte de acuerdo o para informar a tus familiares, amigos y compañeros de trabajo sobre menesteres que solo puedo responder por la mañana por que es esa hora, cuando me dirijo al trabajo que hay poco que hacer y es momento para avanzar en esas tareas, cuando casi llegas a la entrada de tu trabajo ves el cielo completamente oscuro… pero no llueve, piensas mi suerte empieza a cambiar, justo cuando bajo de la van, el cielo se cae sobre mi, en ese momento ya no huyo de la lluvia, me rindo, me quedo estático, viendo a mi alrededor y puedo suponer que si alguno de ustedes vieran el transcurrir de estos eventos se reiría, es cuando decido poner un alto, y utilizar esa cura infalible, y rio como loco, como si me hubieran contado un muy buen chiste, si esos de Polo Polo que tanto me gustan, o como si realmente estuviera loco.

Si le he declarado la guerra a ese mal dia, con una simple sonrisa ¿Quién ganará? Espero que yo… de cualquier forma, se que saldré vivo de esta y mañana seguro será mejor.
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